Aquí no hay quien alquile todo el año

20 diciembre 2023


Con decenas de pisos vacíos en invierno, crecen las listas de espera en inmobiliarias para arrendar los 12 meses y se disparan los precios

Neli Pillado
Val Miñor |Faro de Vigo

“Yo paso de preocuparme del piso también en invierno. Lo tengo en alquiler en julio y agosto, le saco un buen dinero y lo cierro”. El razonamiento que hacía una baionesa recientemente en una cafetería es compartido por muchos de sus vecinos y vecinas. No hay datos sobre la cantidad de viviendas que bajan la persiana el 15 de septiembre y la vuelven a abrir el 15 de junio en la comarca del Val Miñor, pero basta darse una vuelta por el centro de Baiona o Nigrán, o por Panxón y Patos para percatarse de que son decenas, incluso cientos. Ocurre pese a que la demanda para arrendarlas es alta también en los meses de temporada baja, cada vez más. La consecuencia obvia es el alza de precios hasta una media de 700 euros al mes por un apartamento de 2 habitaciones en un entorno urbano, un 32,5% más que la media gallega (528 euros mensuales) que figura en el balance que hacía público el Instituto Galego da Vivenda e do Solo en agosto.

La cifra miñorana la aporta Candela Cabello, gerente de Grupró Grupo Inmobiliario, que opera principalmente en la comarca y Vigo. En su catálogo de alquileres, los pisos de 3 habitaciones rondan los 900 euros al mes y ha alquilado incluso alguno de una sola habitación por 600.

El precio medio de un piso de 2 habitaciones en centros urbanos es de 700 euros, según las inmobiliarias

Tilda de “gravísimo” el desajuste entre oferta y demanda de septiembre a junio, sobre todo desde el desarrollo del parque empresarial Porto do Molle. El problema lo vivían tradicionalmente los profesores de colegios e institutos que al terminar el curso hacían las maletas, ahora ya afecta a numerosos sectores. “Tenemos gente que vive sola o en pareja sin hijos y no le importa rotar de un lado a otro, que vienen en Ourense o alrededores de Pontevedra y durante el verano se marchan a casa de sus padres”, explica. Son en torno a 40 los pisos que manejan de septiembre a junio y otros tantos en época vacacional. Los de alquiler anual rondan la veintena, la cuarta parte de los que que se arrendaban hace una década, asegura la profesional.

En similares términos se expresa el responsable de Inmobiliaria Sanromán, Jorge Soto Sanromán. Cada día entran en su agencia “dos o tres” personas en busca de alquiler anual y la lista de espera de posibles inquilinos se mantiene en “doce o quince personas” a las que llama en cuanto sale una posibilidad.

Profesionales del sector inmobiliario hablan de trabajadores, no solo profesores, que en verano se marchan a su casa familiar

Más seguro alquilar los doce meses
Ambos agentes tratan de convencer a los arrendadores estivales para que saquen sus viviendas el mercado anual. “Siendo realistas es mucho más seguro, podemos pedir más garantías. El verano es golosísimo pero también tiene su factor de riesgo porque la gente pide cada vez más la excelencia y hay que invertir dinero en reformas. Y no podemos asegurar que se vaya a alquilar el 100% del verano. Puede quedar alguna quincena suelta”, explica Cabello.

La compra no es alternativa. Se ha convertido en reto inalcanzable para un trabajador medio en Baiona y Nigrán, afirman los expertos. “La subida de las hipotecas ha sido brutal y los bancos ya no prestan más del 80% del valor tasado. No hay construcción nueva y cada vez que sale algún bloque lo vendemos antes de que empiece la obra”, señala Soto Sanromán, quien calcula en 200.000 euros el precio medio de un piso de 2 habitaciones en Nigrán. La solución pasa, ruegan los inmobiliarios, por que los ayuntamientos agilicen la concesión de licencias y se pongan viviendas en el mercado.

En este escenario, surgen iniciativas como el grupo de Facebook “Alquiler Anual Val Miñor”, creado por Dámaris Sánchez Otero, una orientadora laboral nigranesa residente en Baiona muy activa en dinamización cultural. Había creado con anterioridad otros grupos de actividades de carácter cultural y de empleo y decidió ampliar la oferta a los arrendamientos porque detectaba mucha demanda en su entorno. En apenas unos días se sumaron medio millar de personas. “A da vivenda é unha cuestión moi importante da que os concellos pasan moito. A xente que ronda os 30 anos non podemos vivir no Val Miñor pero hai cantidade de vivendas de alugueiro temporal en Airbnb. Non hai interese político en atallar o problema”, denuncia.

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Categoría: Noticias Aproin

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