Ciudades para después de una pandemia
Arquitectos y paisajistas apuestan por más zonas verdes, calles peatonales, carriles-bici y jardines verticales. En las viviendas se cuidarán más las terrazas y habrá salones polivalente.
J. A. OTERO RICART
Repensar las ciudades. Si algo ha dejado claro la pandemia de SARS-CoV-2 es que hacen falta más espacios verdes y peatonales en las ciudades. El arquitecto vigués Salvador Fraga, que estuvo hospitalizado por el coronavirus, cree que las ciudades deben ser mejores después del Covid-19. Algunos expertos hablan ya de las “ciudades de los 15 minutos”, el margen para desplazarse caminando y poder atender las necesidades básicas.
La pandemia del Covid-19 marcará un antes y un después también en la arquitectura y el urbanismo. Viviendas mejor adaptadas a las nuevas realidades, entre ellas el teletrabajo, y ciudades con más zonas verdes y peatonales son algunos de los retos de los arquitectos y paisajistas para la “nueva normalidad”.
Una de las personas que mejor conoce los efectos de la pandemia y la necesidad de afrontar cambios significativos en el urbanismo es el arquitecto Salvador Fraga. “Mi hospitalización por el Covid, muy corta pero intensa, creo que me dejó una huella: no se trata de vivir, sino de vivir bien, de vivir con dignidad, algo aplicable tanto a nivel de desgaste personal como de convivencia social. Y esta idea es trasladable a la ciudad: las ciudades no sólo tienen que sobrevivir a la pandemia (que lo harán), sino que tienen que ser mejores después del Covid-19, como proyecto humano más justas y equilibradas, y como proyecto urbano más sensibles con la naturaleza y las personas (que también somos naturaleza)”.
“El objetivo es la salud pública; la ciudad nació interactuando con ella”
Salvador Fraga, arquitecto
Este arquitecto vigués apuesta por una reconciliación de las ciudades con su medio físico: “Estos días, para encontrar una vacuna o medicina que haga frente al coronavirus, se está librando el mayor proyecto científico de la historia. En los próximos meses, para atajar los desequilibrios del mundo urbanizado con la naturaleza (origen del problema), cada ciudad, cada territorio del planeta debería encarar su propio proyecto de racionalidad, de reconciliación urbana con su medio físico”.
Comenta Salvador Fraga que la salud pública debe jugar un papel protagonista en las nuevas urbes. Puesto que las ciudades y sus periferias, con sus viviendas “ya están construidas en su materialidad física, y dado que en su gran mayoría fueron levantadas a trompicones, la tarea de hoy es reciclarlas para la dignidad y el equilibrio. En España ese viraje se inició tímidamente tras la crisis de 2008, con leyes estatal y autonómica, y veo ahora que la misión post Covid consistirá en profundizar en esa idea y subsumir todo en el gran objetivo: la Salud Pública; no olvidemos que la ciudad nació y creció interactuando con ella”.
Por lo que respecta a nuevas realidades como el teletrabajo y cómo influirá en la arquitectura, Salvador Fraga apunta que desde antiguo, “muchas viviendas contaban con espacio específico para un despacho de abogado, o de médico… o de representante comercial. Será un ejercicio enormemente estimulante para los arquitectos reinterpretar, poner al día esa tradición tan literaria, desde claves de contemporaneidad. En especial, es indispensable relajar, sobre todo relajar, el entorno del teletrabajo”.
LA CIUDAD DE LOS 15 MINUTOS
Bajo el sugerente título de “La necesidad de repensar nuestras ciudades tras la pandemia”, este pasado miércoles se celebró en Santiago el primer debate de unas jornadas on line que organizan el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) y la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística de Galicia (APLU). Uno de los ponentes, Carlos Moreno, defendió “la ciudad de los 15 minutos”, donde considera fundamental tener accesible caminando en ese margen de tiempo estas seis funciones: vivienda, trabajo, aprovisionamiento, salud, cultura y ocio. “Una experiencia parecida a lo que ya se está viviendo en la ciudad de Pontevedra”, comenta Elena Ampudia, decana presidenta del COAG.
En algunas ciudades de Galicia se están consolidando calles peatonales que en principio estaba previsto que lo fueran solo en el periodo navideño. Elena Ampudia destaca también otros modelos en los que se limita la velocidad de los coches en algunas calles: “Entiendo que cada vez es más necesario en las ciudades facilitar la convivencia entre el peatón y el coche”.
Otro de los efectos de la pandemia del coronavirus ha sido la extensión del teletrabajo, con todo lo que implica en el uso de los espacios familiares. En opinión de la presidenta del COAG, “la nueva arquitectura deberá crear una serie de espacios en los que prime la diversidad de usos; espacios polivalentes en los que podamos combinar varias funciones. Tras estos meses en los que hemos vivido la vivienda tan intensamente, todos nos planteamos si nuestra casa se adecua realmente a nuestras necesidades. Tenemos que hacer un uso más racional de nuestras viviendas. Quizás todos acumulamos demasiados objetos superfluos en nuestras viviendas y nos hace falta reconvertir determinados espacios o contar con muebles con varias funciones”. En este sentido apuesta por que los salones, los espacios más amplios de nuestras viviendas, no sean tan rígidos y puedan servir también como espacio de trabajo”.
“En las viviendas hacen falta menos cosas y más espacios polivalentes”
Elena Ampudia, presidenta del COAG
Explica Elena Ampudia que en las últimas décadas se han experimentado grandes cambios en el uso de la vivienda familiar, “ya que mientras nuestros padres pasaban más tiempo en casa, las nuevas generaciones hacen un uso más ocasional de la vivienda, requiriendo espacios más versátiles. Existen formas de vida que apenas hacen uso de las cocinas. Incluso han cambiado hábitos que nos llevan a plantearnos si necesitamos un espacio para lavar y tender la ropa cuando podemos llevarla a una lavandería comunitaria”.
Eso sí, tendremos que esperar algo de tiempo para ver las consecuencias de la pandemia del Covid-19 en estos hábitos sociales. “Creo que es necesario estudiar cómo se ha vivido la pandemia en las experiencias de cohousing o vivienda colaborativa. Habría que saber si han podido mantener o no el uso de los espacios comunes, y si han tenido más casos de contagio por coronavirus o no”, señala la presidenta del COAG.
Por último, Elena Ampudia comenta que estos meses de experiencia deberían servir para que la gente valore “la importancia del mantenimiento de nuestras viviendas. Merece la pena contar con un entorno que corresponda a nuestras necesidades. Ahora tenemos la oportunidad de afrontar esas rehabilitaciones, para lo que sería deseable contar con el apoyo de las administraciones públicas”.
PROTAGONISMO DEL PAISAJE
Como señala el paisajista vigués Ángel Romero, “durante el confinamiento por la pandemia la gente ha sentido la necesidad de disfrutar de sus terrazas y de sus espacios al aire libre, y se ha dado cuenta de que en muchos casos no estaban realmente preparados. En no pocas ocasiones, la gente utilizaba las terrazas como un pequeño almacén de trastos, en vez de un lugar fresco donde poder hacer vida, y ahora se está dando cuenta de que eso debe cambiar”.
El confinamiento en nuestros hogares también ha servido para valorar más nuestros balcones. “Mucha gente –apunta Romero– se ha fijado en estos meses en cómo tienen los vecinos sus balcones, con sus plantas, con su arbolito. De hecho, en estos últimos días he recibido llamadas de amigos y de clientes interesándose por reformar sus balcones y terrazas”.
Formado en Arquitectura del Paisaje en la Universidad de Évora (Portugal), Ángel Romero destaca la importancia de la biofilia, el vínculo del ser humano con todo lo vivo, con la naturaleza. “Esto lo hemos sufrido durante el confinamiento viendo nuestras terrazas y balcones desnudos y descuidados. Hay una necesidad por el verde. Se trata de preservar el uso de lo sostenible, de nuestros recursos, y eso implica contar con más parques y zonas verdes”, explica el responsable de ARomero Paisajismo.
“La gente ha sentido la necesidad de disfrutar del verde en sus terrazas”
Ángel romero, paisajista
En su opinión, esta necesidad va más allá de una moda pasajera y hace falta contar con profesionales cualificados. Lamenta Ángel Romero que en España no se valore lo suficiente la labor de los paisajistas: “Yo me formé en otro país porque la Arquitectura del Paisaje en España no existía; tan solo había cursos o algún grado sobre paisajismo, pero no a nivel de Arquitectura”.
Ángel Romero hace hincapié en la necesidad de asesorarse con profesionales, porque “no vale cualquier planta en cualquier sitio”, y recuerda el caso del jardín de una comunidad de vecinos que se hundió hace unos meses sobre un garaje “porque las plantas necesitan unos metros cúbicos de tierra, que tienen un peso”.
Pone el ejemplo de Portugal y de otros países europeos, donde los ayuntamientos no solo cuentan con el trabajo de un arquitecto para sus proyectos urbanísticos, “sino también con la figura del arquitecto del paisaje para evitar, por ejemplo, que se planten especies invasoras”. En cuanto a los jardines verticales, cree que es “una idea fantástica para humanizar las urbes”. Gracias a este tipo de diseños, algunas ciudades europeas han conseguido triplicar sus zonas verdes.