Cuando veo una grúa me hago un ‘selfie’
Los elevadores de la ciudad se cuentan con los dedos de una mano. Ni una sola obra nueva corresponde a uso residencial
MARÍA JESÚS FUENTE vigo / La voz de Galicia
No hay más que echar un vistazo desde el monte de O Castro para constatar el panorama desolador del urbanismo vigués. Las grúas existentes apenas suman los dedos de una mano y ni una sola corresponde a obra nueva de uso residencial. Rehabilitación, construcción de naves, ampliación de superficie y espacios comerciales son los motivos que llevan a levantarlas en Vigo.
La más céntrica es la ubicada en el Paseo de Alfonso XII para la recuperación de un antiguo edificio. La de Povisa tiene como objetivo la ampliación del hospital. En Pizarro se construye un centro comercial y en Balaídos, la Zona Franca levanta la llamada nave H de tres plantas, una de ellas destinada a logística y dos a aparcamiento.
Los sectores de la construcción y de la promoción inmobiliaria de Vigo detectan un nuevo bajón en lo que va de año, cuando parecía que en los meses anteriores asomaban indicios de recuperación de la crisis económica..
«La paralización del Plan General machacó lo que estaba a punto de iniciarse y supone un nuevo retroceso. Algunas operaciones antiguas se han paralizado. No hay grúas. Cuando veo una me hago un selfie», comenta el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios (Aproin), Javier Garrido. Sobre las perspectivas para el sector, apunta que «hay mucha preocupación por la paralización de gran parte del territorio de Vigo». Solo en el Casco Vello se pueden desatascar algunas operaciones pequeñas y puntuales. Apenas se salvan algunos detalles de planeamiento que se fueron incorporando al plan y que no están afectados.
El panorama es similar para la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción (APEC). «La mayor parte de las obras son de rehabilitación, no te vas a encontrar otra cosa: El sector está registrando un importante parón muy preocupante en este inicio de año y no se nota recuperación», destaca el gerente de la entidad, José Antonio Martínez. En su opinión, no se debe especialmente al Plan Xeral, sino también a la situación económica. «Las administraciones están edificando menos, la actividad privada se nota decaída y la única obra existente es de rehabilitación». comenta en sintonía con Garrido. También coincide con Aproin en la visión de futuro: «La perspectiva a día de hoy se ve bastante negra. No hay una especial actividad ni en obra pública ni en privada. El año pasado fue electoral y se advirtió más inversión de los concellos. Este año ha decaído». Una de las explicaciones que da a la situación actual es que igual que la crisis llegó a Galicia un año o dos después que al resto del Estado, puede ser que con la recuperación suceda lo mismo y se aprecie más tarde. De hecho, cada vez son más las ciudades españolas en las que las promotoras han desempolvado las grúas, algo que para un vigués no pasa desapercibido cuando sale de la ciudad. Es el caso de Madrid, Barcelona, Vitoria, Málaga o Alicante, por citar solo algunos ejemplos.
La falta de oferta de vivienda privada en Vigo es una de las consecuencias más graves que ya se empieza a detectar al no ir pareja a la demanda.
Otra justificación de la penuria del sector podría estar en la lentitud con la que las administraciones afrontan la obra pública, lo que hace que la inversión se dilate, la creación de empleo se estanque y se dupliquen los plazos de realización de los proyectos. No hay más que echar un vistazo al entorno para comprobar el retraso que llevan construcciones como la depuradora del Lagares o el ritmo de los trabajos de la ampliación del puente de Rande. Mención aparte merecen las obras del tren de alta velocidad a Madrid. Solo el estudio del trazado entre Vigo y Ourense por Cerdedo acumula una década de demora.