Descienden los ingresos por licencias de obra por el bajón de la construcción
ALEJANDRO MARTÍNEZ / La Voz de Galicia
El Concello dejará de recaudar 260.000 euros y no prevé mejoría en 2024
La actividad constructiva desciende en Vigo. Así lo indican las cifras de ingresos en concepto de tasas por la concesión de licencias de obra. En 2022, la administración local recaudó 1,2 millones por dar licencias y 25.256 por autorizar primeras ocupaciones. El Concello estima que, al acabar el año, habrá hecho una caja de 975.215 euros por autorizar obras y aumentará ligeramente los ingresos por otorgar permisos de primera ocupación, hasta rozar los 30.000 euros. El Consistorio dejará de percibir 260.000 euros respecto al anterior ejercicio. La administración local no se va a recuperar de este descenso a lo largo del próximo año. La previsión de ingresos para el 2024 es prácticamente la misma, de un millón de euros. Así lo refleja la técnica de Tesorería y Gestión de Ingresos en un informe económico. Descienden los ingresos por las licencias de obras porque se construye menos. La ciudad olívica no está exenta de una tendencia que se experimenta en todo el país. Lo dice el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España. La carga de trabajo en la actividad de la construcción ha bajado en todos los sectores. El costo de los materiales sigue siendo el impedimento más importante para la actividad.
A medio y largo plazo, el panorama puede ser favorable. Al menos el Concello es optimista con que Vigo experiemente un nuevo bum de la construcción con el desarrollo de nuevas promoviones de viviendas y de equipamientos públicos. El alcalde, Abel Caballero, recordaba esta semana que el futuro Plan Xeral que acaba de recibir el visto bueno de la Xunta sentará las bases para la construcción de 50.000 nuevas viviendas, de las que unas 15.000 gozarán de algún tipo de protección institucional.
Otro factor que influye para recaudar menos por las licencias de obra es que en Vigo hay extensas áreas en las que residen miles de ciudadanos en las que hay una exención total para pagar tasas para la construcción de obra nueva o hacer reformas.
Gozan de este beneficio todos los solicitantes que se acojan a los programas de rehabilitación de vivienda en los ámbitos declarados oficialmente como áreas de rehabilitación integral. Se encuentran en el Casco Vello, Bouzas, Coia, Santa Clara (Cabral), Beiramar, Espiñeiro (Teis), San Pablo y San Roque. Una de las modificaciones previstas en la ordenanza que entrará en vigor el año que viene será la inclusión de nuevas zonas en las que también se gozará de una exención total de esta tasa. Son los que se incluyen en los programas de ayuda a las actuaciones de rehabilitación del plan de recuperación, transformación y resiliencia.
Escepticismo
En la calle, muchos ciudadanos observan con escepticismo estas exenciones fiscales después de que el gobierno municipal vaya a aplicar un incremento general de tasas e impuestos de un 4 %. «Que no haya que pagar mejor, pero si hay que hacerlo por otro lado, nos quedamos igual», explicaba, Emilia, natural de Beade, pero que reside dentro de la zona de influencia del área de rehabilitación integra de Coia desde hace más de 40 años. «Como decía mi madre, no dan puntada sin hilo», manifestaba también Teresa, otra vecina de la zona. Purificación González, vecina de la calle Marín, celebraba que las viviendas de su barrio estén libres del pago de las tasas de obras. Su comunidad está ya próxima a la rehabilitación de la fachada del edificio, para la que han solicitado una ayuda.
Varias comunidades de este barrio de Coia se encuentran actualmente tramitando la concesión de subvenciones para llevar a cabo proyectos de reforma. Algunas ya lo han hecho en años anteriores. Hay que tener en cuenta que se trata de edificaciones construidas hace ya más de medio siglo, que en la actualidad presentan numerosos desperfectos debido a la humedad y al paso del tiempo. Los vecinos quieren que el aumento de las tasas e impuestos también repercuta en una mejora de los servicios que presta el Ayuntamiento.
«De vez en cuando vienen y cortan el césped, pero lo que queremos es que adecenten las calles», señala Emilio Álvarez. Considera que todo el entorno de la calle Marín pide a gritos una nueva humanización porque los espacios públicos y el mobiliario urbano se ha ido deteriorando con el paso de las décadas. Señala que hay barandillas completamente oxidadas que ya han cumplido toda su vida útil, baldosas rotas y escaleras que no están dotadas con medidas de seguridad. Afirma que el alcalde les ha contestado que hay un proyecto de humanización, pero desconocen cuándo se llevará a cabo.