El Covid cambia el mercado inmobilario y se buscan más casas rurales y pisos con terraza

21 julio 2020

La experiencia del confinamiento invita a muchos ciudadanos a orientar sus preferencias hacia viviendas de mayor tamaño en las que se demanda algún tipo de espacio al aire libre
Ana Cela A Estrada

La crisis sanitaria del coronavirus ha introducido cambios en el sector inmobiliario de las comarcas. Después de tiempo sin actividad, las agencias recuperaron el pulso apreciando una nueva y marcada tendencia entre sus clientes: la preferencia por inmuebles con terraza o situados en un entorno rural. En concellos en los que los cascos urbanos tienen un cinturón en el que es posible residir con todas las ventajas de la vida en el campo y a escasa distancia de los servicios urbanos, no es que se esté produciendo un éxodo hacia las parroquias pero sí una mayor valoración de estas como alternativa residencial.

Expertos de este ámbito subrayan que antes del confinamiento los ciudadanos hacían mucha vida fuera de casa, entre el trabajo y su espacio de ocio. Sin embargo, en los días de encierro muchos se plantearon necesidades residenciales que, quizás, antes habían pasado por alto, como puede ser el caso de disponer de más metros cuadrados en su hogar, de al tipo de espacio al aire libre o de un emplazamiento que proporcione un recinto acotado en el que poder disfrutar de salir de casa sin llegar a hacerlo realmente. Ni que decir tiene que, en un año en el que el montaje y la construcción de piscinas se ha disparado, si la vivienda cuenta con este elemento en su jardín es todo un plus.

“La gente está buscando opciones para cambiar de vivienda, buscando inmuebles de mayor tamaño o que tengan terraza. Hay un ligero aumento hacia el rural, pero podríamos decir que la demanda se está repartiendo a partes iguales entre casas y pisos de mayor tamaño y con terraza”, explica Fernando Martínez desde Inmobiliaria Bamarti. “Se estaba muy poco en casa y bastaba para dormir; al estar fuera todo el día no le das más importancia”, continúa, para luego incidir en que ahora mismo se está detectando un ansia por “mejorar la calidad de vida en el hogar”. Martínez apuntó en este sentido que el formato de pisos pequeños y la tendencia por reducir los metros de residencia se está abandonando ahora, registrándose demanda de pisos con más metros y en los que la terraza adquiere un valor al que antes quizás no se le daba.

“Un piso con terraza cobra más importancia que antes”, indica en este mismo sentido Alejandro García Ríos, gerente de Hábita Inmobiliaria. “Antes si podías comprar un ático con terraza, te lo comprabas pero ahora es de lo primero”, indica. Desde el sector se pone el acento en que la pandemia y las ganas de aire libre hicieron superar discursos y creencias sobre las terrazas que antes se encerraban en los pocos días de uso para un clima como el gallego, problemas de filtraciones o una necesidad extra en materia de limpieza.

En cuanto a las casas, desde el sector se subraya que se trata de mercados “totalmente distintos”, partiendo de que el precio de una casa, en condiciones de calidades equiparables, es significativamente diferente al de un piso. “Sí que es verdad que notamos que hay más gente que pregunta por casas”, reconoce García Ríos, que subraya que en el caso de A Estrada, con un rural tan próximo al casco urbano, siempre hubo interés por esta opción residencial en un radio de aproximadamente 10 kilómetros.

“Casas de reciente construcción a la venta hay muy pocas”, explica el gerente de Hábita, a la hora de realizar una radiografía de cómo está específicamente este mercado. Añade que hay una oferta importante de viviendas para restaurar o con construcción por concluir. En términos de precios, explica que A Estrada el tope se sitúa en torno a los 200.000 euros. “Para que los supere tiene que tener algo”, subraya, en alusión a equipamiento como piscina o unos acabados de gran calidad. Precisa que viviendas en ruinas para restaurar se sitúan en una horquilla entre los 45.000 y los 80.000 euros, si bien indica que también puede encontrarse alguna vivienda tradicional habitable en torno a los 130.000. “Una casa con jardín e incluso piscina lista para llevar las maletas serían de 200.000 a 240.000”.

En este contexto, desde Hábita Inmobiliaria se explicó ayer que en estos momentos se registra también una falta de promociones nuevas, una situación que achacan al incremento de los costes de material. Expone Alejandro García que desde 2011 el precio por metro cuadrado construido subió unos 250 euros, de manera que sería difícil situarlo por debajo de los 1.000. A esta situación habría que añadir el propio precio del terreno. En este sentido, indicó que un solar edificable de unos 1.000 metros cuadrados y relativamente cerca del casco urbano tiene un importe nada despreciable. “Los últimos que vendimos edificables con en torno a 2.000 metros se situaron entre los 40-45.000 euros”, puntualizó. “No hay mucha casa y menos una vivienda habitable para vivir. Lo que captamos a precio de mercado se vende, se acaba vendiendo”, reconoció García.

El sector inmobiliario está apreciando un importante repunte después de un tiempo de parálisis obligada por la situación que generó la crisis sanitaria y el correspondiente decreto del estado de alarma. “Hay más alegría”, reconocen.

Categoría: Noticias Aproin

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