Entrevista a Carlos Coladas-Guzmán, asesor jurídico de APROIN
Licenciado en Derecho y Master en Dirección y Gestión de empresas de promoción Inmobiliaria por la Escuela de Negocios Caixanova.
Abogado en ejercicio de los Ilustres Colegios de Vigo y Pontevedra desde 1994, Miembro de la Asociación española de Derecho de la Construcción y del Foro del Urbanismo y las Infraestructuras del Club Financiero de Vigo, Asesor Jurídico de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Pontevedra desde 1995, desempeñó el puesto de Asesor Jurídico del Colegio de Delineantes de Pontevedra y del Consello Galego de Colegios de Delineantes.
Además, es Socio-Director del Bufete Coladas-Guzmán y Rivas, Abogados; colaborador en revistas especializadas del sector y Profesor asociado de GALICIA BUSINESS SCHOOL.
También ha participado como conferenciante en numerosas jornadas y docente en la Escuela de Negocios Caixanova.
¿Cómo ve el futuro de la promoción inmobiliaria? ¿Promotor, cooperativa o gestor de construcción?
Los cambios que se han producido en estos ocho últimos años nos llevan a pensar que la promoción inmobiliaria no será el mismo negocio que conocíamos. Tenemos nuevos operadores que detentan el suelo, y normativas contables que limitan la financiación.
Conviven desde siempre las figuras del promotor privado y de la cooperativa y su gestor, debe reconocerse que esta es una fórmula que ha superado los límites de su concepción para convertirse en una alternativa real dentro del sector, es decir, ya nadie asocia cooperativa con vivienda de precio limitado, la profesionalización de la gestión permite que bajo este régimen se promuevan complejos residenciales de más amplio espectro.
Esta misma capacidad de gestionar, innata al promotor, confluye en la denominada promoción delegada, en la que el titular del suelo no es el promotor, sino el fondo inversor o la entidad financiera, y el promotor aporta su conocimiento del negocio.
¿Cuáles son las novedades más destacables en la nueva Ley del Suelo gallega y cuáles debería haber contenido?
La recientemente publicada Ley del Suelo de Galicia responde a una necesidad de dotar al urbanismo gallego de un texto único sin refundiciones, y de simplificar la normativa. No se si se logrará este último reto, por el momento, el texto permite albergar esperanzas pues se simplifican los trámites de la elaboración del planeamiento, y se acortan los plazos, llegando incluso a establecer una suerte de silencio positivo respecto a informes sectoriales autonómicos cuyo recorrido real está por comprobar.
No soy complaciente con el nuevo texto, en el que se echa en falta una nueva concepción del urbanismo, más cercana al derecho civil y registral, y una coherente obligación de cumplimiento de plazos para la administración y responsabilidades.
Vigo tiene paralizado su PGOM. ¿Cree usted preferible tratar de aprobar el mismo texto primando para ello la hipotética rapidez que ello comporta, aun a pesar de que el PGOM vigente hasta hace pocas fechas ni disponía de suelo urbano consolidado libre de edificación, ni se había llevado a cabo gestión previa para los instrumentos de desarrollo, ni ello era ya posible con la imposición abusiva de vivienda protegida, o bien aprovechar la circunstancia para plantear un nuevo Plan con planteamientos más acordes con la realidad actual de la ciudad?
En un primer momento defendí mantener en lo posible el texto de 2008, es decir iniciar la tramitación de un nuevo plan, pues esto es inexcusable, pero no iniciar la “elaboración” de un nuevo plan.
El motivo era doble, por un lado evitar las demoras de años que supone imaginar la ciudad y ponerse de acuerdo en el modelo, y por otro impulsar la colaboración de las administraciones, local y autonómica, que se anunciaba como idílica.
Mi opinión ha ido cambiando a la vista de los acontecimientos, no se ven los resultados de la anunciada colaboración y la xerencia municipal de urbanismo, al menos hasta donde yo conozco, se enroca en la denegación de licencias por el plan del 93.
¿Vivienda en propiedad o en alquiler? Ventajas e inconvenientes a día de hoy.
Pues depende. Hoy, como siempre, la propiedad de una vivienda puede verse desde puntos de vistas meramente financieros, o como logro de una aspiración personal. Recordamos los que tenemos años que el alquiler de la ley de 1964, que no se derogó hasta 1994, suponía rentas congeladas y prórrogas forzosas, por lo que el alquiler era una opción inmejorable desde el punto de vista económico. Sin embargo, la compra en propiedad a partir de los años 70 fue imparable.
Asesor jurídico de la Asociación desde el año 1995. La crisis ha golpeado con dureza a muchas de las Asociaciones de Empresarios de este sector, en APROIN, por ejemplo, en el año 2008 éramos casi 200 empresas promotoras asociadas, ahora solo un 30 % de esas empresas continúan en activo, la mayoría siguen siendo socias de APROIN, a las que aún no lo están, ¿les anima a ello? ¿qué ventajas supone para las empresas estar en la Asociación?
Asociarse siempre es beneficioso, para uno mismo, y eso está bien, pero sobre todo para la colectividad. Una asociación profesional como APROIN, permite estar asesorado e informado, es un punto de encuentro entre profesionales del mismo sector, con los mismos problemas, y disponer de una voz representativa ante la sociedad y ante las administraciones.
Cabría preguntarse porqué precisamente las promotoras más grandes se asocian siempre, se les supone capacidad para resolver sus problemas, y disponen de equipo. Lo hacen por varios motivos, y uno de ellos es la fuerza de lo colectivo.