Gana la banca, paga el cliente
Tras dos días de deliberaciones, un Supremo fracturado decidió, por 15 votos contra 13, mantener la doctrina de que sea el prestatario y no la entidad quien abone el impuesto
ANA BALSEIRO
MADRID / LA VOZ
Con tres escuetas líneas el Supremo daba ayer a conocer, al filo de las ocho de la tarde, que la posibilidad de que sea el banco y no el cliente quien pague el impuesto sobre las hipotecas ha sido un espejismo que ha durado apenas tres semanas. Después de dos días enteros de deliberaciones, el pleno de la Sala Tercera, la de lo Contencioso-Administrativo, acordó, por 15 votos frente a 13, «volver al criterio según el cual el sujeto pasivo del impuesto sobre actos jurídicos documentados (AJD) en los préstamos hipotecarios es el prestatario». Y curiosamente fue el voto del presidente de la sala, Luis María Díez-Picazo, quien desató la polémica, el que inclinó la balanza del lado de la banca tras cambiar su voto. El alto tribunal zanja así semanas de incertidumbre y devuelve la seguridad jurídica sobre una cuestión que paralizó el mercado hipotecario y le pasó una abultada factura a la banca en el parqué, donde en un solo día llegó a perder más de 5.000 millones de capitalización bursátil. Sin embargo, como dice el refrán, nunca llueve a gusto de todos, y la decisión del Supremo no solo ha sido un jarro de agua fría para los hipotecados que ya se veían recuperando el dinero abonado, sino que, además, ha dejado maltrecho el prestigio de la institución.
Hipotecas concedidas en Galicia
Porque el nuevo giro de 180 grados, para acabar volviendo a la casilla de salida -en los últimos 23 años siempre fue el cliente quien pagó a la Hacienda autonómica el ahora controvertido impuesto- ha mostrado a un Supremo profundamente fracturado, como muestra lo ajustado de la votación de los 28 magistrados que participaron (tres se ausentaron por diferentes motivos).
Dos votos de diferencia
Con 15 frente a 13, es decir, por solo dos votos de diferencia, se impuso el criterio de no cargar a la banca con el AJD, como sostuvo una sección de la Sala Tercera en sus últimas tres sentencias, favorables a la Empresa Municipal de la Vivienda de Rivas-Vaciamadrid. El primero de dichos fallos, fechado el 16 de octubre pero publicado el 18, fue el que abrió la caja de los truenos que sacudió no solo a la banca, sino también al propio tribunal. Y es que el hecho de que, apenas 24 horas más tarde de publicarse la sentencia, el presidente de la Sala Tercera anunciara que convocaría un pleno para decidir si se confirmaba o no el «giro jurisprudencial» que iba en contra de los intereses del sistema financiero desató una profunda desconfianza social sobre la independencia del tribunal, descrédito que la división mostrada ayer por los magistrados enterró aún más. Aunque el texto de las sentencias sobre las que se pronunció el pleno de la Sala, junto con los votos particulares, se conocerá «en los próximos días», las primeras reacciones a la inesperada pirueta del tribunal fueron inmediatas.