Javier Garrido, en el set de Atlántico TV.

José Teo Andrés / Atlántico Diario

Javier Garrido espera con expectación que esta vez la aprobación del Plan General (PGOM) pueda resolver el déficit de viviendas
Javier Garrido preside la Asociación de Promotores Inmobiliarios (Aproin), referente del sector, que espera con expectación que esta vez la aprobación del Plan General (PGOM) pueda resolver el déficit de viviendas.

¿Pasaron los peores tiempos del sector?

Sí que es verdad que hemos pasado por tiempos muy difíciles, nos ha tocado la reestructuración financiera que coincidió con lo que se llamó la burbuja inmobiliaria. Y eso costó la vida de muchas empresas. Sobre todo en Galicia, y más en Vigo. La dependencia del mercado hipotecario, en el Norte con Caixa Galicia, y en el sur con Caixanova, que tenían una cuota de mercado hipotecario muy importante, afectó mucho porque la reestructuración financiera fue directamente a rescatar las cajas de ahorros.

El Plan General parece que por fin se va a aprobar. ¿Qué esperan de él?

Ha sido una pequeña pesadilla porque el Plan General que se aprobó en 2009, cuando tenía eficacia pilló la crisis inmobiliaria, por eso no se utilizó prácticamente. Cuando se podía volver a utilizar, sobre 2014 o 2015, fue suspendido por sentencia. Por tanto, fue un Plan del que no disfrutamos prácticamente nada.

Y este ¿es más realista?

Desde el punto de vista profesional, aunque no somos los que tenemos que diseñar, sí opinamos como ciudadanos, de hecho lo hemos intentado hacer siempre que nos han dejado. Por lo menos nos da seguridad jurídica. Me gustaría explicarlo. El suelo en Vigo está en manos de los dueños, por herencia o porque lo compraron, no es de los promotores. Lo que hace el Plan General es ordenar todo el tejido urbano, no solo las viviendas sino los viales, zonas verdes, parques y jardines, dotaciones. El PGOM crea unas cargas que es lo que cuesta hacer todo esto, y unos beneficios de la construcción de pisos. Para nosotros nos da seguridad jurídica de una actividad económica como cualquiera otra, siempre se ha querido ver como la del pelotazo.

¿Tiene mejor fama ahora el ladrillo, que fue denigrado?
Espero que sí, de hecho cuando no construimos siempre nos llaman para preguntar cuándo lo haremos. Es una actividad económica que genera mucho empleo. En torno a dos o tres puestos de trabajo por cada vivienda nueva que se construye.

¿Habrá un bosque de grúas en Vigo?

Creo que no, porque el mercado se va a adecuar a las necesidades. Sí es verdad que yo vengo diciendo que hay una demanda no satisfecha en Vigo desde hace tiempo. Sobre todo para vecinos de poder económico medio o medio bajo.

¿Eso cuántas viviendas son?

Harán falta bastantes miles de viviendas.

En el pasado se construyeron hasta 3.000 al año.

La media española es de mil viviendas cada 100.000 habitantes, así que estaríamos en esa media. En esas mil se incluyen alquiler y segunda mano.

¿La promoción inmobiliaria está imposible para las pequeñas empresas locales?

Las grandes operaciones sí. Hay grandes operaciones que desarrollan los planes generales que para las promotoras locales son imposibles.

En Samil por ejemplo.

Si, en Samil hay cientos de viviendas tiene que entrar un grupo de fuera. Nosotros somos necesarios para otras operaciones, hasta 100 viviendas. Conocemos el territorio, eso vale.

Por qué esta ciudad el desarrollo urbanístico de grandes zonas, como Barrio do Cura o Beiramar, exige 20 años y más en hacerse. ¿O pasa en todas partes?

No pasa tanto. La simplificación administrativa es una asignatura pendiente, en el urbanismo y en Galicia, especialmente. Creo que habrá que abordarse tarde o temprano, porque cualquier desarrollo más allá de que sea beneficioso para toda la ciudad, tiene una ralentización…

Que llega a ser desesperante.
Desesperante. Un exceso de burocracia. Todas las tramitaciones tienen una lentitud asombrosa.

Desde el punto de vista de los promotores ¿cómo ve la ciudad, mejor o peor?

Además de empresarios somos ciudadanos. Vemos con cierto enfado que este espíritu de querer tirar de la ciudad hacia adelante a veces se ve obstruido por acciones que no tienen sentido.

La Xunta ha dado vía libre para que los bajos comerciales puedan convertirse en viviendas. ¿Qué les parece?

Lo veo muy bien. Estas acciones de la Xunta nos parecen bien, como la diligencia para aprobar el último informe ambiental sobre el Plan General de Vigo, en tiempo récord, y esta medida, que aborda una realidad: hay muchísimas calles totalmente deterioradas, con escaparates vacíos. Es una cuestión que llevamos mucho tiempo diciendo: las ordenanzas nos obligan a hacer bajos comerciales en los edificios. No lo entendíamos, cuando al mismo tiempo se autorizaban grandes centros comerciales.