Las claves para dejar atrás la mala imagen del sector inmobiliario
Los promotores más comprometidos con la renovación de su sector abogan por la profesionalización y la transparencia
LUIS M. DE CIRIA Madrid / Vivienda.es
Ahora que el mercado de la vivienda comienza a salir de la pesadilla en la que se sumió en 2008 con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, es habitual escuchar voces dentro del propio sector inmobiliario clamando por la necesidad de modernizar y profesionalizar esta actividad productiva, para equipararla a otras como la del automóvil.
Gran parte de las pocas empresas que han sobrevivido a esta catarsis, así como las que han surgido ya en el nuevo ciclo, hablan de dejar atrás las prácticas especulativas y apostar por una actividad de corte industrial. Un negocio en el que la transparencia y la innovación sean los pilares sobre los que levantar un nuevo sector inmobiliario, alejado de la imagen negativa que ha dejado en buena parte de la sociedad.
Dos de los empresarios que han abordado con más fervor este cometido son Juan AntonioGómez-Pintado, presidente de Vía Célere y Juan Velayos, consejero delegado de Neinor Homes, la promotora del fondo de inversión Lone Star. Desde el liderazgo de sus respectivas empresas -el primero también como presidente de la patronal nacional de promotores APCE-, ambos defienden la necesidad de cambiar por completo la empresa inmobiliaria, utilizando la tecnología para racionalizar los procesos y, sobre todo, para orientar sus resultados a la satisfacción de sus clientes.
La semana pasada ambos coincidían en una jornada inmobiliaria organizada por la escuela de negocios IESE, ocasión que aprovecharon para dejar bien claras estas posturas.
En opinión de Velayos, el negocio inmobiliario sólo puede entenderse si está plenamente orientado al cliente. “Estamos vendiendo algo que nuestro comprador no ve, que no va a poder tener hasta dentro de dos años y sobre lo que tiene que afrontar la mayor inversión de su vida”, explicaba. “Esto sólo es posible si somos capaces de generar confianza e ilusión en nuestros clientes”, añadía.
En un ejercicio de autocrítica, Gómez-Pintado reconocía durante su intervención que el sector inmobiliario adolece de una “enorme resistencia a la innovación y al cambio”. “Pocas empresas tienen esa verdadera obsesión por el cliente y por hacer un producto mejor”, añadió.
El presidente de los promotores también se refirió a la “ineficiencia” del sistema productivo de la edificación de viviendas y a que el personal que se dedica a ello “no tiene la formación suficiente para detectar los fallos que se producen a lo largo del proceso”. ¿Por qué sucede esto? Su diagnóstico no pudo ser más tajante: “Es el componente oportunista y cortoplacista de nuestro sector el que favorece esta resistencia al cambio”.
En esta misma línea, Velayos reconoció que el negocio inmobiliario “se ha basado tradicionalmente en la falta de transparencia”. “Pero esto ya no vale”, aseguró. Para Gómez-Pintado, esta actitud no es propia de una actividad industrial, como debería ser la promoción inmobiliaria, sino que tiene un trasfondo especulativo. “Los únicos que sacan ventaja de esta opacidad son los propietarios de suelo”, alegó.
Velayos concluyó dando su receta para construir un sector realmente profesional: “Deberíamos aspirar a que entre seis y 10 grandes compañías manejaran una importante cuota de la producción de vivienda, como sucede en Reino Unido. Hay que construir promotoras con marcas reconocibles, cosa que apenas ha existido en España, donde el mercado está demasiado atomizado y poco profesionalizado”.