Vigo no creció estos últimos diez años, pero aún así necesitaría 25.000 viviendas nuevas
DANIEL PINO URBANISTA, PONENTE INVITADO DEL COLECTIVO PERTENZA
Daniel Pino participó en la elaboración de gran parte de los planes de ordenación municipal en Galicia, entre ellos el de Vigo de 2008, anulado en los tribunales por defecto de forma.
Ana Baena /Atlántico Diario
Ya retirado, ayer visitó Vigo, invitado por el colectivo Pertenza para hablar del libro “A Galicia Urbana”.
¿Siguen existiendo las dos Galicias: la urbana y la rural?
Galicia es un país urbano, incluso los núcleos más aislados siguen un comportamiento urbano tanto en movilidad, en costumbres y en actividades. A partir de los 40, el comportamiento urbanístico fomentó la calificación del suelo en construcciones. La población se concentró en la franja, pero siguen existiendo núcleos potentes en las provincias del interior. Galicia ya no es aquel país identificado con los marineros y el campesinado.
¿Es propio de Galicia ese fenómeno constructivo que llevó a levantar edificios en villas que se mantienen vacíos?
Es propio de la economía capitalista. La edificación en suelo privado fue sometida a una inmensa producción hasta el límite de la capacidad financiera, entonces estalló la burbuja inmobiliaria. Por otra parte, se levantaron dotaciones, sobre todo con fondos europeos, donde no iba ser productivo, por falta de población e de demanda.
¿Cómo se puede frenar este tipo de acciones?
Contra el fenómeno de la urbanización casi es imposible luchar. La gente quiere vivir en las ciudades, al modo urbano y trabajar en actividades no relacionadas con la tierra. Para que se de un punto de inflexión tendría que haber una hecatombe como con la caída del Imperio romano, sino es muy difícil de corregir esta tendencia. Lo que hay que procurar es una ordenación adecuada del territorio, superando los ayuntamientos y basándose en un sistema supramunicipal.
Sin embargo, el Área Metropolitana de Vigo se resiste.
Es problema es a causa de la disfuncionalidad de los sistemas políticos. No se puede pretender que hay una universidad y un aeropuerto en cada aldea. Todo eso tiene arreglo, es cuestión política.
Y hablando del espacio urbano, ¿qué es necesario para que una ciudad sea amable?
Depende a quien pregunte. Madrid es más amable que hace unos años, pero en el barrio de Salamanca opinarán que está más sucia. Hacer más ciudad requiere invertir y solo se puede a través de la plusvalía sobre el ordenamiento urbanístico, porque con los fondos públicos solo no se puede. No es tan complicado equilibrar la economía y la política. El urbanismo no puede depender de la especulación, ni ser mucho más beneficioso que cualquier otra actividad industrial.
Vigo parece condenado a no tener plan de urbanismo. ¿Tiene solución el ordenamiento de esta ciudad?
Todo tiene solución, pero lo que es seguro es que no se desarrolla un urbanismo y no se resuelve el problema solo con máquinas para enlosar las calles. Vigo necesita un Plan y ese puede ser la actualización del PGOM de 2008, cambiando los datos desfasados. Fue la primera vez que se hizo un plan de urbanismo con todos los cálculos y justificando cada actuación, incluyendo las cargas y los beneficios. Si en 2003 se hubiese aprobado, ya estaría desarrollado en buena parte de la ciudad, pero en 2008 le cogió la crisis. Ahora no se resolvieron los problemas cruciales, por ejemplo, Vigo no creció en estos últimos diez años y en el plan se había contemplado que en este caso, aún así se necesitarían 25.000 viviendas nuevas, pero en diez años casi no se dieron licencias. Ahora Vigo tiene la residencia más cara de Galicia. También se identifican problemas en las redes básicas de infraestructuras, sigue siendo una ciudad vivida por los coches, hasta en las corredoiras asfaltadas del rural vigués. Pero es más fácil arreglar cuatro cosas. Si eso es lo que vota la gente, luego que no se queje.