Vigo se juega seis mil puestos de trabajo con el desbloqueo urbanístico
El sector espera poder aplicar en 8 meses la norma que libera el plan suspendido
S. ANTÓN VIGO / LA VOZ
Con «moderado optimismo».
Así es como ven los promotores inmobiliarios el momento que vive el sector en Vigo. «En el conjunto del país hay una clara recuperación, que la ciudad no vive en la misma medida debido a la suspensión del Plan Xeral», afirma Javier Garrido, presidente de la asociación de promotores, Aproin. Confían en que la reactivación que ya es evidente en otras ciudades gallegas llegue a Vigo en 8 o 10 meses. Es el plazo que manejan para que sea efectiva la norma que liberara parte del planeamiento suspendido por sentencia. El sector cree que empieza a darse un cóctel muy favorable para el despegue de la construcción en la ciudad. Por una parte, dice Garrido, hay una clara demanda y, por otra, hay empresas dispuestas a invertir. Cifra en un millar el número de viviendas nuevas que Vigo necesita de media al año para atender dicha demanda. «Están en juego 6.000 puestos de trabajo, que son los mismos que tiene la planta de PSA», asegura. Saca esa cifra de una mera regla de tres: «Se generan tres empleos por vivienda y año; teniendo en cuenta que suelen tardarse dos años en construir un edificio… La cuenta es clara», dice.
Los promotores inmobiliarios también tienen claro por dónde empezar. «Lo que pide el mercado en este momento son viviendas de un segmento medio-bajo, sobre todo pisos de 2 o 3 dormitorios con precios que oscilan entre los 130.000 y los 200.000 euros». Javier Garrido está convencido de que si fueran capaces de poner hoy este producto en el mercado «se absorbería rápidamente, máxime teniendo en cuenta la subida que han experimentado los alquileres».Jesús González Besada, propietario de la agencia inmobiliaria del mismo nombre, coincide con la tesis de Garrido. Asegura que «se está recuperando la alegría en el sector» y que los pisos más buscados son los de 2 o 3 dormitorios. «El estudio, tan demandado hace unos años, ya nadie lo quiere», afirma. Añade que la falta de vivienda nueva, hace que las pocas que hay tengan unos precios más prohibitivos, lo que obliga a refugiarse en la de segunda mano. Por calles, las más solicitadas y, por tanto, más caras, son Rosalía de Castro, Hispanidad, Plaza de Compostela, Marqués de Alcedo… Por el contrario Pi y Margall o Torrecedeira, entre otras, apenas tienen demanda. La parte positiva es que se encuentran pisos por 100.000 euros o menos.
Según González Besada, una de las zonas preferidas de los jóvenes, es el Casco Vello, tanto para comprar como para alquilar. «La mayoría de los edificios no tienen garaje ni ascensor, pero la ventaja es que los precios son más asequibles», dice. La animación que vive el mercado inmobiliario obedece también en parte a que muchos ahorradores, ante los más que bajos intereses que ofrecen actualmente los bancos por los depósitos, buscan rentabilidad a su dinero comprando propiedades que luego alquilan.
120 viviendas en una parcela abandonada
Una de las contadas promociones inmobiliarias que están en marcha en la ciudad la está impulsando Avintia. El grupo inmobiliario madrileño ha elegido Vigo para desembarcar en Galicia. Lo hará con la construcción de 120 viviendas en una parcela sobre la que desde hace más de una década se levantan sendos esqueletos de hormigón que llevan mucho tiempo abandonados. Se trata de un solar de 2.585 metros cuadrados que cuenta con licencia de construcción desde el año 2005. Está situado entre las calles Barcelona, Tarragona, Zaragoza y Sevilla, en las inmediaciones del centro hospitalario Povisa. Avintia, que además de promotora es también constructora, prefiere en esta ocasión encargar la realización de la obra a una empresa local. Fuentes conocedoras de la operación, aseguran que la alianza está prácticamente cerrada con una de las principales constructoras de la ciudad. El grupo Avintia facturó el pasado ejercicio 419 millones de euros. El presidente de Aproin, Javier Garrido, afirma que es una zona especialmente demandada, como demuestra el hecho de que los dos edificios de nueva construcción que se han puesto a la venta en la misma calle «lo tienen todo colocado»