Lo normal de hoy no es lo mismo que en 2007
César Oteiza
cofundador de idealista_
Las aguas parecen estar volviendo a su cauce en el mercado inmobiliario, pero aún no tenemos claro si podemos afirmar que la normalización del mercado a la que estamos asistiendo es firme o si por el contrario es un nuevo espejismo. Evitamos hablar de recuperación, porque recuperar significa volver al punto anterior y estamos convencidos de que hacia donde nos dirigimos no será parecido al lugar desde el que venimos. Por eso nos gusta hablar de normalización.
Pero es innegable que ya tenemos mucha más crisis por detrás que por delante y que han cambiado muchas cosas y, lo más importante, han cambiado para mejor. Las estadísticas lo apoyan: el número de visados está explotando, con incrementos que llegan incluso al 40%; el número de compraventas ha aumentado un 15,7% hasta las 35.000 mensuales según el INE, las hipotecas concedidas han crecido un 15,9% y los diferenciales a los que se prestan están casi un punto porcentual por debajo que hace 12 meses, sobre todo teniendo en cuenta que el Euribor está en mínimos históricos y la enorme competencia entre entidades financieras.
Los precios llevan varios meses con ligeros incrementos en algunas zonas, aunque todavía no son generalizados. De todas formas, en idealista insistimos en que la nueva realidad muestra que el mercado inmobiliario español no es uniforme y que la recuperación se está produciendo, como mínimo, a dos velocidades. Por un lado, tenemos las grandes capitales, y las zonas turísticas premium en donde el dinamismo del mercado se está notando con fuerza y en las que el alquiler tiene una fortísima salud y unas mejores perspectivas.
Por el contrario, muchos otros mercados interiores, que no cuentan con atractivos laborales y en los que el mercado del arrendamiento es aún débil, tendrán que esperar todavía algunos trimestres, o incluso años, antes de comenzar su proceso de normalización.
Por mostrar los extremos, los datos que manejamos en idealista muestran que el precio en Barcelona tuvo un crecimiento del 6% en el último año, mientras que en Cáceres la caída fue del 12%.
El alquiler se ha convertido en un actor imprescindible y con un grado de dinamismo tan elevado que hace que alquilar una vivienda hoy en ciudades como Madrid y Barcelona sea una empresa complicada. Cualquiera que lo haya intentado en los últimos meses lo sabe: los pisos se alquilan en horas y si no se dispone de las últimas herramientas y alertas como las que proveemos las plataformas inmobiliarias es prácticamente imposible encontrarlo.
Es lo que en idealista hemos bautizado como “alquileres inmediatos”, pisos que se alquilan en menos de 48 horas. En el mes de marzo, el 15% de los pisos que se alquilaron a través de idealista en las grandes ciudades llevaba menos de 2 días en el mercado.
Este cambio de tendencia ha traído consigo la generación de nuevas oportunidades de negocio, favorecido además por las bajísimas rentabilidades que ofrecen los depósitos bancarios y otras inversiones tradicionales. La rentabilidad de la vivienda está situada ahora entre el 5% y el 6%, lo que la hace enormemente atractiva para cualquier inversor.
De hecho, la inversión inmobiliaria ya no es cosa solo de Socimis o grandes grupos inversores. Muchos ahorradores y pequeños patrimonios están decantándose por el ladrillo, sobre todo provocado por los escasos rendimientos que ofrecen los depósitos bancarios y la inseguridad que ofrecen los productos bursátiles en estos momentos.
Pero tampoco podemos abstraernos de la realidad. La situación de incertidumbre en la que llevamos instalados algunos meses, y que esperemos que se resuelva enseguida, puede alterar el equilibrio que vivimos y revertir la mejoría que notamos, provocando que el proceso de normalización se convierta en un nuevo espejismo.
En idealista siempre hemos huido del triunfalismo y nunca hemos dado demasiado pábulo a teorías catastróficas. Al revés, hemos tratado siempre de aportar claridad y transparencia para que todo el mundo pueda tomar las mejores decisiones, haciendo que el mercado sea cada vez más sano.
De hecho en 2005 publicamos el primer libro que sugería la posibilidad de que España estuviera viviendo una burbuja inmobiliaria. En aquel momento, nos llovieron las críticas por siquiera mencionar el concepto, aunque el tiempo nos diera, por desgracia, la razón.
Por eso creemos que la situación actual exige un espíritu crítico frente a las grandes cifras, una pausa reflexiva y enormes dosis de sangre fría. Escuchar con atención a todos los actores del sector, tanto a los más optimistas como aquellos que parecen más negativos, nos ayudará a encontrar dónde están los obstáculos que nos encontraremos en los próximos meses y, sobre todo, a estar preparados para salvarlos de la mejor manera posible.
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